sábado, 30 de abril de 2011

Acerca del estreno de Casi Normal

Durante un momento climático de Casi Normal, Diana Goodman discute con su médico: “De acuerdo al manual, la pena que dura más de cuatro meses es patológica y requiere medicación… ¿quién decide estas cosas?” Hace una semana, una periodista me comentó que al llevarse de paseo a treinta niños de primaria de un conocido colegio limeño, recibió un particular encargo de sus padres: siete de ellos debían tomar Ritalin regularmente.



Yo pregunto entonces: ¿Quién decide estas cosas? ¿En qué momento, la pena, el luto, el duelo se convierte en enfermedad? ¿Cómo hacemos para estar felices todo el tiempo? ¿Podemos? ¿Debemos? O como dice Diana en Casi Normal: “La gente que es feliz no lo ha pensado lo suficiente” ¿Cuál es el nivel de tristeza “normal”?
Lamentablemente no tenemos una respuesta.
Peter Brooke menciona en su libro “El Punto Variable” que la función del teatro no es dar respuestas, es hacer preguntas. Casi Normal es eso, una pregunta enorme, vestida de musical, latiendo en el escenario y apuntada directamente a nuestras mentes y a nuestros corazones. Esperemos algún día tener la respuesta.
Son pocas las veces que uno tiene un texto tan conmovedor y un elenco de primer nivel y por ello tengo que agradecer infinitamente al grupo de personas que puso este proyecto en mis manos, empezando por Miguel Valladares y Arturo Muñoz y siguiendo por Renzo Schuller y Gisela Ponce de León. Por último no puedo dejar de agradecer a Osvaldo Cattone, al recibirnos en su teatro, su casa, con tanta generosidad y cariño. Gracias.

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